MEGA DISTRITOS: ¿Solución o Problema?

Escribe: Alfredo Ghersi

¿MEGA DISTRITOS: ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA?

 

Últimamente, ha renacido una antigua propuesta para reformar por completo la estructura distrital de la ciudad de Lima, creando cinco mega distritos que remplazarían a los 42 que existen en la actualidad.

Quienes impulsan la medida alegan que ninguna otra metrópoli de la región tiene tantos distritos dentro de su territorio y jurisdicción como la ciudad de Lima, y que al tener menos distritos se podría fomentar la economía y romper supuestos feudos administrativos, uniformizando las condiciones comerciales para operar en el mercado.

En síntesis, se quiere vender la propuesta de los mega distritos como una medida para reducir la burocracia y aumentar la eficiencia dentro de la ciudad de Lima. El problema con esta propuesta es que en realidad podría terminar dañando de manera severa el desarrollo de Lima, generando exactamente lo contrario a lo que buscaría resolver.

Para comenzar, es completamente falso que Lima sea la ciudad más administrativamente fragmentada en la región, al ver que ciudades como Santiago tienen 40 comunas y el Gran Buenos Aires tiene 135 municipios, por lo cual queda claro que nuestra situación es bastante normal para Latinoamérica. Curiosamente en Caracas también se unificaron los numerosos municipios en 5 mega distritos, con poco éxito.

Algunos también, podrían considerar un despropósito disolver entidades administrativas que han existido por casi igual de tiempo que el Perú y que forman parte inseparable de nuestra tradición jurídica municipalista. Por ejemplo, la municipalidad de Carabayllo fue fundada el año 1821, siendo la más antigua, mientras que municipalidades como las de Ate Vitarte, Chorillos, Lurigancho, Lurín, Miraflores, Pachacamac y Pueblo Libre fueron fundadas todas en el año 1857.

Sin embargo, el principal problema de esta propuesta radica en que esta generaría más burocracia, al darle más poder a Lima Metropolitana. En palabras que el propio alcalde de Lima Miguel Romero irónicamente dió en una presentación en la Comisión de Descentralización del Congreso de la República: “Esta propuesta mejoraría la gobernanza, permitiría un mejor manejo presupuestal”.

Nuestro actual sistema distrital se basa en la idea de que la autonomía del autogobierno es la manera más eficiente para que una comunidad gestione sus propios recursos públicos. Cada comunidad es la más preparada para saber cuáles son sus prioridades. Esto también genera una competencia legislativa entre las municipalidades, de acorde a lo que se conoce en gestión pública como la hipótesis de Tiebout; los distritos con normas más anti mercado pueden ser poco atractivos para los empresarios quienes se irían a los distritos con normas más amigables para fomentar la inversión.

Esto significa que si se disminuye de manera drástica la cantidad de distritos municipales, como resultado tendríamos una gran reducción de mercados competitivos, dado que, si un distrito empieza a sobre regular con normas perjudiciales para la economía, los inversionistas tendrían menos opciones de encontrar un distrito con normas más amigables para sus emprendimientos.

Del otro lado, en los mega distritos habría un mayor centralismo municipal, donde es más probable que impere la uniformidad entre las normas municipales promulgadas. Ese sistema lograría que sea más difícil para las pequeñas comunidades autogobernar sus propios intereses y haría más fuerte la gobernanza centralizada de Lima Metropolitana.